miércoles, 17 de agosto de 2011

SOBRE LA BECA HASTA NUESTROS DIAS (PARTE 2)

Sobre la Beca hasta nuestros días (mezclado un poco con la prenda de cabeza)... parte II

En el año 1835 acontece la Real Orden firmada por Martín de los Herreros que suprime la ropa talar para los estudiantes. Desaparecen con la misma manteos, tricornios, becas, etc.

En los años siguientes a la supresión (y hay que decir que hasta bien entrado el siglo XX) se halla suficientemente documentado que los universitarios elevaron varias exposiciones al Gobierno de la Nación para tratar de recuperar el uniforme escolar, aunque todas serían rechazadas.

En el cuadro costumbrista de Vicente de la Fuente “El Estudiante”, correspondiente a la colección por entregas Los Españoles Pintados Por Si Mismos, que comenzó a editarse en 1843, se declara que: “Uno de los golpes que más han contribuido á despojar al estudiante de su carácter peculiar, ha sido la abolición de los manteos. Los buenos estudiantes lloraron por largo tiempo al verse precisados á orillar la ropa de San Pedro con la que se hallaban familiarizados desde tiempo inmemorial. En vano algunos pocos aspirantes á lechuguinos, sacaron á lucir sus fraques y levitas, y otros siguiendo la moda del año 35 adornaron sus pantalones de pieles, sustituyeron el capote al manteo, pusieron en sus zapatos espolines de cangrejo, y dejando crecer en sus caras patillas de chuleta, escobillones y guarda polvos, conquistaron el título de estudiantes de caballería. Pero la generalidad de la estudiantina empeñada en ridiculizar aquella orden, la desairó en cuanto pudo, continuando con el manteo y sustituyendo á los antiguos tricornios gorras de fuelle, invención que no le ocurriera al mismo Vulcano... Pero á pesar de eso el furor estudiantil contra la orden, que los volvía ciudadanos de fachada, ha continuado y sigue todavía tratando de adquirirse un traje peculiar y característico. A estos conatos es debida la invención de los hongos, con que algunos de ellos trataron no ha mucho de adornar la cabeza vistiéndose de máscaras, sin respetar los tiempos que corrían. Pero la sociedad silbó á sus inventores, la mayor parte de la estudiantina se les rió en sus barbas y designó con el apodo de monicongos (monos con hongos) y hasta las autoridades tuvieron la bondad de chulearse de ellos, dando á los presidiarios sombreros de aquella hechura, como sucedió en Zaragoza. Está visto que el manteo y el tricornio serán siempre el emblema y jeroglífico de la estudiantina”.

Aunque el artículo del Semanario Pintoresco narra las vicisitudes del hongo y su deposición de una forma suave lo cierto es que si acudimos a la prensa de Barcelona encontramos celadas y linchamientos a los estudiantes por parte de los “antihongistas” (así los bautiza “El Constitucional” de Barcelona de los días 20 y 21 de diciembre de 1844), desórdenes públicos de gran calado, al parecer relacionados no tanto por el uso del hongo sino por su color, que es blanco, “signo de ideas anticuadas”... osea que es campo de batalla entre conservadores y liberales... el periódico citado describe así: sombreros hongos de ala ancha de los que cuelgan borlas que señalan la ciencia que estudian.

Sobre la irrupción de la moda del sombrero hongo alrededor de 1840 y su intento de adopción como prenda distintiva de la tropa escolar el pliego suelto de la Librería de José Lluch (Barcelona 1841) Los hongos. Coplas de los sombreros recientemente adoptados por los beneméritos señores estudiantes de la ciudad de Barcelona, con individual explicación de los diferentes colores con que se distinguen la varias clases que dichos jóvenes cursan, para que publicado por medio del presente escrito, llegue a conocimiento de todos los estudiantes de España y admitan el pensamiento, redondea la propuesta de la siguiente manera:

En el venturoso tiempo
De envidiable libertad,
Lo que a la ley no se opone
Permitido siempre está.

Los señores estudiantes
De nuestra universidad,
Un derecho tan seguro
Acaban de aprovechar.

Queriendo en alguna cosa
Mostrar uniformidad,
Y en la uniformidad misma
La diferencia cifrar;
Unos sombreros adoptan
De figura todo en igual,
Hallándose en los cordones
Sólo la desigualdad.

De este modo el estudiante
Se halla en cualquier lugar
Señalando la carrera
Que le ha gustado abrazar.

Y también al mismo tiempo
A todos mostrando está
El estudio diferente
En que ocupándose va.

Cuanto mejor ciertamente
Es esta diversidad
Y esta común armonía
Que forma en cuerpo formal



En el día es otra cosa,
Pues como el siglo actual
No quiere enjambres de cuervos,
Ejercito perillán:
Aquel traje estudiantesco,
Desterrado al fin está,
Y que estudie o que no estudie,
Todo joven viste igual.

Todos visten a la moda,
Todos por lo general
Usan decente levita,
O bien en verano el frac.

Todos del pantalón gastan
Y por fin todos están
Por la unidad de vestidos
Unidos con los demás.

Por esto, es muy buena idea
La que acaban de inventar,
De que el sombrero tan sólo
Sea un distintivo ya:
Y como por lo cordones
Se distingue a cada cual,
Las siguientes seguidillas
La diferencia dirán.

Cursantes de Leyes:

Como son los legistas
Disputadores,
Escogen el más vivo
De los colores.
¡Alza, buena va la danza!
Aspiran a la borla
Del doctorado,
Y que no temen prueba
Lo colorado.
¡Ola, que se sigua la moda!
Y aún aseguran muchos,
No sé si es cuento,
Que suelen ser picantes
Como pimientos

Cursantes de Medicina:

Como están los enfermos
Descoloridos,
La medicina escoge
¡El amarillo!.
¡Vaya, que esta idea no es mala!
Es el color del oro
Muy agradable,
Y el médico no gusta
De miserables.
¡Toma, siga en todo la broma!
Los hijos de Esculapio
Lo son de Apolo,
Y siendo un oro el astro,
Quieren el oro.
¡Vaya, que esta idea no es mala!

Cursantes de Cirugía:

Como las llagas curan,
Los cirujanos,
Y estas se enmoradecen,
Van al morado.
¡Ele, aquí me entro que llueve!
Enamorados viven
Los barberitos
Y a estos también gusta
Color tan fino.
¡Dala, y lo pasa calle!
Como de violaciones
Cursan tratados,
Ciertamente se inclinan
A lo violado.
¡Sopla, qué harto dice esta copla!



Cursantes de Medicina y Cirugía juntas:

Facultades unidas
Quiere por cierto
La unión de los colores
De entrambos cuerpos.
¡Chito, que el río anda quedito!
Bien se juntan morado
Con amarillo,
Pues después de la cura
Va el dinerillo.
¡Chupa, que no es chanza esta pulla!
Médicos y quirurgos
Nos hacen guerra,
Y amarillo y morado
Tapa la tierra.
¡Vamos, qué bien nos explicamos!

Verde el gramático toma
Por ser estudio primero,
Y el filósofo es azul
Porque la ciencia es del cielo.

Blanco y negro ha preferido
El dibujo lineal,
Porque con papel y tinta
Se acostumbra a dibujar.

Otros colores aún quedan
Para las clases menores,
Pero no es cosa de ciegos
El disputar los colores.

Por lo tanto ya dejamos
Esta idea de placer;
Perdonen los estudiantes,
Que no fue para ofender.


Estamos pues que los estudiantes tratan de encontrar un algo que los distinga como tales y exprese la facultad que estudian... debe decirse que la clase escolar no actúa de forma uniforme y así mientras en Barcelona y otras ciudades (aunque parece que la idea surge en barcelona) se opta por el hongo, en otros sitios se usa otro sombrero... así en Sevilla usan los estudiantes sombreros blancos a la antigua española, esto es “blancos de ala muy ancha, remangada sobre la frente, y adornados con una pluma del color d la facultad que estudian (a esta iniciativa se unen otras ciudades)... claro queda que sevilla opta por vestir a lo mosquetero. 
 
 (Información obtenida gracias a Maese Chencho de la Tuna de Medicina de Córdoba)

No hay comentarios:

Publicar un comentario