jueves, 1 de septiembre de 2011

DE ÓRDENES Y MESNADAS (CAPÍTULO 02)

DIARIO DE NAVEGACIÓN DEL ALMIRANTE ORSON

 

Día 1

Las olas besan empalagosas las escotillas del camarote. Pronto dejaré de verlas: el sol muere lentamente y esparce su sangre por el horizonte, mimando los ojos entendidos con el espectáculo del atardecer. Haya querido el destino que el día de ayer Maese Txalaka convocara a los caballeros locales y les hablara.

De oídas conozco del Conde y de su fama, y por eso ocasión tan propicia para embarcarme en formidable aventura es esta, que no pude desperdiciar.

Suerte la mía, que mi mejor navío, el “King Carlos V” se hallara presto a zarpar; no concibo mejor forma de empezar esta aventura que en este, el buque que me dio grandes satisfacciones.

Con él recorrí las rutas de la India en busca de la cúrcuma, pero únicamente pude encontrar medicinas a muy buen precio; comercié en los puertos de China en pos de la más fina seda, en Java e Indonesia por exóticas frutas, pero me fue esquiva la fortuna.

Para colmos, en los mares del Caribe mi nave sufrió daños muy serios, merced a la inclemencia del tiempo.

Forzado estuve en recalar un tiempo en una pequeña isla, donde la Divina Providencia acercóme dos comerciantes que me ofrecieron las especias que enriquecieron mis arcas:

- "¿Qué cosa Sativa, dijisteis?"

Este buque, mi adoración. Mi boleto a la riqueza y ahora, a la aventura, esto si con la ayuda de Nuestra Santísima Patrona la Virgen de Chapi llegamos a Panamá con bien. Y digo llegamos, porque no solo temo por mí, temo por el formidable cargamento que tengo: mis viajes por el mundo en pos de riquezas me inculcaron y afinaron el gusto y el paladar. Llevo en auxilio del Conde el generoso Shtrvdshytrskaya Ruso (@rroba gratis al que lo pronuncie) el más preciso blended de Edimburgo, el delicioso espíritu del agave mexicano y, para infundir valor, el inconfundible PISCO de mi país.

Pero por ahora, en mi nave, y para todos, grog.



Día 5

Aguas mansas, esas son las peores, sin embargo da pie a que mis hombres puedan relajarse, no a muchos les gustó la idea de embarcarse de un momento a otro, ¡pardiez! ¡ese barril contiene ron, y no es para beber!, ¡ni que fuésemos bucaneros!, me veo en la obligación moral de ordenar que traigan de la bodega un barril de pisco,  y surte efecto, los marineros y mis guerreros tienen el alma alegre, buen momento para hacer un poco de música, ¿recordaré aquella canción que le compuse a la polaca? Definitivamente, tengo buena memoria, nuestro momento de relajo continúa, ahora a darle paso a los cómicos.


Debimos de embarcar más actores. Estos solo se saben las de Shakespeare. ¿Y quién les traduce los guiones?, si bien la lengua bretona es mi fuerte, prefiero mantenerme al margen, y no es solamente que la cabeza me esté dando muchas vueltas, ¿y si se mal acostumbran?, ya saldré de esta, realmente extraño no llevar conmigo una baraja o más, no es necesario, me acercó a estribor y veo que mis muchachos están en una partida de cubilete contra los marineros ¿quién ganará?, espero que no hayan futuros altercados, por mi parte, me retiro a mi cámara, al parecer, estoy siendo vencido por Morfeo...



Día 7

Nos acercamos a nuestro destino, ciudad de Panamá.

A veces el clima puede ser nuestro peor enemigo, dos días seguidos de tormenta, me prometí que al llegar a tierra, haría revisar el casco, gracias a Dios el resto de la flota no sufrió percances de gravedad, impacientemente espero escuchar el grito ¡tierra!, tierra!, la tripulación empieza a desesperarse, confío en mis cálculos, un día más de viaje, yo mismo iré a la bodega, es mejor "perder" un par de barriles de licor, que sofocar un motín.

Cruzamos muchos navíos por estas aguas ahora, como aquél bergantín de unos tipos muy graciosos y unas señoritas muy pero muy bellas. 


Ayer recogimos a un hombre que flotaba a la deriva en una barca, nos dijo que fue víctima de la tormenta, la razón me dice que no debimos recogerlo, pero solamente falta un día, apenas lleguemos a tierra, lo invitaré a que se marche. 
Hoy, el muy bellaco ha desaparecido, junto con un barril de whisky (espero cargar más provisiones pronto).

Yo sabía que no presagiaba nada bueno: vamos, ¿qué clase de nombre es Yaksparro?



Día 8

Al fin en ciudad de Panamá!

Los datos de maese Txalaka siempre son tan correctos: el pueblo de Panamá ha construido un canal. Esto nos permitirá pasar del Pacífico al Atlántico en un santiamén, en vez de una costosa y dilatada marcha por tierra. Empero, no entrará en funcionamiento hasta la semana entrante, aunque sé de buena fuente que ya está todo listo. Y el Conde no puede esperar.


Buen momento para conseguir provisiones, arreglar los galeones, vamos, que en tierra pude observar que  el "Argos" (mi segundo mejor barco) tenía dañada la quilla, habrá que esperar unas cuantas horas.


"¡QUE LOS HOMBRES BAJEN AL PUERTO Y SE DIVIERTAN, Y QUE TODOS REGRESEN A LA MEDIANOCHE SO PENA DE ABANDONO!" - Ordené. 


Cruzaremos taimados, al amparo de las sombras, ¡que suerte de perros!, decido dar una vuelta por el muelle, se me acercan unos tipos que dicen ser mercaderes, vaya vestimentas tan raras, uno de ellos es tuerto.

Tarde

Escribo esto apurado, por si algo ocurre y alguien puede leerlo. Me llevan detenido. No había nadie en el barco, y no tuve tiempo de prepararme. Sólo escuché un grito:

- "Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh"

Esto debe de ser obra del enemigo...
CONTINUARÁ...

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